Tatúo otro desencanto
en el cuero de un nuevo linaje oculto.
Bajo los linos griegos que cubren
recatados vestigios de besos cleptómanos, purpúreos.
Miro el súbito respirar de los candiles.
Centinelas usureros.
Capturo cuneiformes versos
gestándose en la litera desolada,
más allá de la perpetuidad y pienso
¿cómo pueden los cantos de los tórtolos
ignorar el sortilegio y perderse para siempre en la batalla fugaz del mórbido universo?
Desde siempre acunan los oráculos terribles males, ¿dónde quedan los álgidos azules
que una vez velaron por el mágico rescate?
José Manuel Valdez
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